Recuerdo aún como mi madre o en ocasiones mi padre, esperaban despiertos parte de la noche hasta que cualquiera de los hijos regresara después de ir a divertirse con los amigos a una discoteque o simplemente de una reunión en casa de alguna amiga o compañero de clase, en ocasiones teníamos la oportunidad de dar el teléfono de la casa donde estaríamos reunidos y llamábamos cuando llegábamos al lugar, existía la obligación de reportarnos, con la vergüenza cuando el grupo se enteraba que la llamada era para avisarle a mamá que estábamos bien, muchas veces esa fue la condición para obtener el permiso de salir.
El conflicto surgía cuando el lugar de reunión no ofrecía ninguna forma de comunicarse con nosotros, lo cual hacía que la espera se convirtiera en algo desesperante, claro que, siendo en ese entonces una adolescente, nunca pensé en la angustia de mis padres, solo en la libertad ansiada y suplicada en ocasiones para poder asistir a un baile, un concierto, la disco o una tardeada en cualquier lugar de la ciudad.
La tecnología ofrecía muy poca protección o ayuda a los padres para poder vigilar, cuidar o supervisar a los hijos e hijas, que abrían las alas y listos o no, se aventaban con el deseo de volar. Tenían la confianza en la educación impartida, en el cuidado de los amigos que nos acompañaban, jurando que cuidarían a las chicas del grupo, al final lo único que daba tranquilidad o resignación para no volverse loco cada fin de semana, era el muy socorrido, virgencita cuídala mucho.
Hoy que estoy del otro lado de la moneda, vivo la tecnológica situación de tener hija e hijos adolescentes. Les contaré algo que siendo joven no creí que fuera cierto y ahora sí lo creo, ser mamá me hace en este momento de mi vida, ver con claridad que los hijos adolecen de muchas cosas, siguen queriendo comerse al mundo como lo hacía yo, sin miedo a nada.
Recuerdo que mi madre en muchas ocasiones me dijo, ya entenderás cuando tengas tus propios hijos, al final de alguna discusión al ver mi enojo por no conseguir su permiso para ir a uno de esos eventos tan populares y concurridos, en donde la única faltante sería yo.
Mi hija ya empieza a volar, salir con las amigas, hoy son antros, cine, cenas y novios lo que angustian a una madre. Considero que es correcta la frase tan trillada, todo tiempo pasado fue mejor, creemos que antes había más seguridad, menos violencia, podíamos estar en la noche sin tener que cuidarnos de todo.
Siendo honesta, ese dicho no debe de tener validez el día de hoy, a nuestros hijos les toca vivir este momento y nosotras, mamás de este siglo, debemos apoyar a nuestras hijas e hijos para aprender a volar en este mundo tal cual es, no podemos esconderlos o creer que podemos hacerlo, tal como muchos de nuestros padres trataron de hacerlo, sin lograrlo, en nuestra generación.
Una herramienta que la modernidad nos provee es la tecnología, ¡bendita sea! Contamos con muchas opciones para poder saber dónde están nuestros hijos cuando salen de casa, muchas personas pensaran que eso es invasión a su privacidad o es una total desconfianza en ellos, no lo creo así, el principal objetivo es que ellos puedan solicitar nuestro apoyo en algún momento en que las cosas estén fuera de su control o simplemente poder ubicarlos durante su estancia fuera de casa, claro que, esta acción es de mutuo acuerdo, eso le ha dado tranquilidad a mi hija y por supuesto que yo también me siento mucho más tranquila sabiendo que existe una forma de localizarla a ella o a sus hermanos.
¿De que disponemos? En primer lugar, la geolocalización, comúnmente llamada GPS, siglas para Sistema de Posicionamiento Global, la tecnología ha desarrollado la forma de poder saber con una precisión de pocos metros dónde se ubica el transmisor que estamos monitoreando, puede ser un auto, el que se llevó a clases o al antro cualquiera de los hijos, también podemos localizar sus teléfonos celulares e incluso existen dispositivos que puede ser inoculados en un brazo para localizar a una persona o alguna mascota si es nuestro deseo hacerlo.
¿Qué es el GPS? Muy sencillo, empezaré por explicar brevemente de qué se trata, es un sistema de radionavegación en el espacio, que proporciona servicios de posicionamiento y cronometría a todo aquel que cuente con un receptor GPS.
Se compone de tres elementos, los satélites, que actualmente orbitan en gran número alrededor de nuestro hermoso planeta, el segundo elemento son las estaciones terrestres que permiten dar seguimiento y control, por último, los receptores GPS de cada uno de los usuarios.
Con el tiempo estos receptores ganaron popularidad debido a su gran utilidad y su bajo costo, se encuentran al alcance de cualquiera que desee, localizar algo o ser localizado. Permitiendo con gran exactitud darnos su ubicación geográfica en tiempo real. Se convirtió en poco tiempo en una herramienta indispensable para las comunicaciones terrestres, aéreas y marítimas, permitiendo el tránsito, minimizando accidentes, ayudando al rescate de personas, salvando vidas o mejorando el flujo de información al tener una cronografía muy precisa en operaciones comerciales.
Lejos ha quedado aquella época en dónde las estrellas eran la única forma de orientarse o que la brújula fuera el único instrumento confiable que permitiera al ser humano ubicar el norte geográfico.
¿Cómo funciona el GPS? Se requiere por lo menos de tres satélites para poder obtener de cada uno de ellos la identificación y la hora del reloj interior de cada satélite, el receptor sincroniza su reloj y determina el tiempo que tarda en llegar la señal a cada satélite, así mide la distancia relativa a cada uno de ellos, este método es conocido como trilateración inversa, que comprueba la distancia con respecto al punto de medición. Al final del proceso, podemos establecer la posición con bastante precisión.
Empresas como Google han desarrollado mapas de cada ciudad con mucho detalle, permitiendo también contar con software, hoy comúnmente llamado aplicaciones, que nos brindan la oportunidad de desplazarnos sin perdernos en
cualquier ciudad del planeta, y claro está, saber con seguridad dónde se encuentran nuestros hijos o ellos saber nuestra ubicación.
Otro elemento muy útil es el teléfono celular, que en años pasados inició como un sustituto del teléfono convencional, es decir, solo servía para realizar llamadas y mensajes de texto, con la gran ventaja de no necesitar estar en algún lugar en específico para poder llamar o recibir llamadas, en un principio la cobertura de la señal fue limitada a las ciudades grandes, hoy, la señal llega a casi todo el planeta, por no decir que a todo, si consideramos que existen los teléfonos satelitales, que no necesitan de estaciones terrenas para lograr comunicarse, basta con tener cielo abierto y localizar a uno de los satélites que brinde la comunicación deseada.
El teléfono celular fue evolucionando de tal forma que integró a otros aparatos de uso común, la cámara fotográfica, para muchos ha dejado de existir, ya que se encuentra integrada a su aparato celular o smartphone cómo se les conoce actualmente, pero también es una agenda, un centro de entretenimiento, de mensajes, e integra un sinfín de aplicaciones para diversos y muy variados usos. Los seres humanos empezamos a depender de ellos, debemos poner más atención al uso racional y darle un uso adecuado.
Entonces, contamos con el GPS, generalmente unido al celular, ¿Qué más tenemos? Seguimos contando con la fe, sin embargo, podemos considerar que también nuestras autoridades, si, aquellas personas que se dedican a la seguridad pública tienen tecnología que no existía en nuestros tiempos.
Hoy, un mundo nos vigila, existe en las grandes ciudades un sistema de videovigilancia muy eficiente, que puede reconocer rostros y dar atención oportuna a los ciudadanos que se encuentren en alguna dificultad, es cierto que en muchas ocasiones resulta deficiente este servicio, pero en otras tantas ha resultado muy útil, brindando información valiosa para la detención de delincuentes o el auxilio y rescate de personas.
Otro punto a favor y que podemos considerar un aliado son las redes sociales, si bien son una forma de difusión muy efectiva de información, buena y mala, verdadera y falsa, es importante poder discernir que sí lo es, de lo que no.
Una red social, nos ofrece información en tiempo real o casi al momento de haber sucedido, facilita conocer el entorno de las personas cercanas a nosotros, en especial a nuestros hijos, nos ofrecen un historial de sus actividades, sus aficiones, permitiendo cercanía con ellos.
El conocimiento es poder, eso es algo sabido desde épocas remotas, y la información que la humanidad hoy posee es tan diversa y variada que podemos sentirnos abrumadas como madres cuando un hijo nos pregunta sobre algún campo del cual carecemos de todo conocimiento.
En mi niñez recuerdo que mis padres llenaron de libros, llamados enciclopedias los libreros de la casa, ahí teníamos que recurrir a investigar cualquier cosa, el diccionario en ocasiones servía para el significado de las palabras, pero para ciencias, historia, geografía, y muchos temas más, si nuestros padres no sabían o no tenían tiempo de respondernos, recurríamos a la consulta de aquellos libros, que con el tiempo se hacían obsoletos al cambiar la historia o el hombre realizar nuevos descubrimientos.
Basta con mencionar un par de ejemplos, la división política del mundo ha cambiado mucho, al final del siglo XX, se dividieron países, como la Unión Soviética. La tabla periódica, tan temida en la clase de química, se vio modificada al integrar nuevos elementos descubiertos por el hombre.
¿Quién nos salva o socorre como padres ahora en este universo de nueva información? Internet, es la respuesta, aunque no del todo, sin embargo, así se le puede describir a ese sistema de comunicación que nos permite consultar grandes bases de datos en una fracción del tiempo que antes nos llevaba, al tener que leer muchos libros.
Podemos definir al Internet como una red global de computadoras, con el propósito de compartir información. Es el medio más fácil para poder ayudar a nuestros hijos a aprender muchas cosas, claro está, con su debido cuidado y supervisión, se convierte en un extraordinario maestro, centro de entretenimiento, de comunicación y divulgación de información.
¡Necesitan dinero los chicos?, nada más fácil que transferir a sus tarjetas de crédito o débito, pagar a través de las plataformas electrónicas, usar los cajeros automáticos que sin necesidad de tarjetas entregan dinero al receptor mediante códigos de seguridad.
Es increíble lo que una base de datos puede permitirnos hacer, el desarrollo de la seguridad cibernética, las altas velocidades de transferencia que actualmente existen en las redes y lo sofisticado de los dispositivos que hoy podemos transportar en la palma de nuestra mano, permiten que, sin ningún problema resolvamos alguna necesidad de liquidez de nuestros hijos.
Ser madre es una bendición y en esta época tenemos la oportunidad de disfrutar las ventajas tecnológicas que nos brinda, seamos optimistas, prácticos, positivos y como sociedad, usemos de forma inteligente y adecuada cada una de ellas.