La tecnología y el arte en el siglo XXI
La tecnología y el arte en el siglo XXI

La tecnología y el arte en el siglo XXI

El arte, un concepto muy subjetivo, del cual existen diversas definiciones. Sin
estar equivocada ninguna de ellas, podemos destacar que es cualquier
actividad humana que expresa ideas, emociones, genera una visión del mundo,
empleando diferentes recursos y es percibido por uno o más de nuestros
sentidos. Podemos considerar al arte, en su creación o apreciación, como uno
de los diferenciadores que tenemos como raza humana con los animales de
nuestro planeta.

Desde que el homo sapiens empieza su desarrollo humano, crea arte, dejando
constancia de ello en las pinturas rupestres; con el tiempo, las diferentes
civilizaciones destacan por diversas características, entre ellas el arte,
utilizando los materiales e inspiración de la época, evolucionando todas ellas. A
finales del siglo XV surge una separación en la definición en torno al creador de
arte. Artesano, es aquel que crea obras múltiples, similares y artista de las
bellas artes, aquel que crea obras únicas.

Este par de definiciones son por demás interesantes, por muchos años los
grandes artistas como Miguel Ángel, Rafael, Da Vinci, Beethoven, Mozart, etc.
Todos ellos crearon grandes obras maestras, difíciles de repetir, si
consideramos disciplinas como la escultura y la pintura. En el caso de la
música, la obra resultaba única, sin embargo, está podía ser interpretada por
diferentes expertos o con diversos instrumentos, permitiendo que la partitura
creada tuviera la posibilidad de un sonido diferente.

Quiero destacar la diferencia entre varias disciplinas del arte, en algunas
podemos apreciar un objeto único, y en otros podemos replicar esa obra, en su
interpretación a través del tiempo. Surgen en la Grecia antigua, seis disciplinas:
arquitectura, danza, escultura, música, pintura y literatura. Posteriormente se
considera al cine como el séptimo arte, e incluso, la fotografía, se forma como
un octavo. En el arte contemporáneo podemos agregar: teatro, televisión,
moda, publicidad, videojuegos e historieta, temas con los que mucha gente
puede estar de acuerdo en que sean considerados arte o no.

Estableciendo un breve antecedente, y permitiendo la libre interpretación de
cada uno de nosotros como individuos respecto a la definición de arte,
pasamos a mencionar la complicidad que actualmente tiene la tecnología con
diferentes disciplinas.

A pesar del desarrollo tecnológico del siglo XX, aún no podemos clonar artistas
para poder mostrar la interpretación de algún músico, bailarín, cantante, en
diferentes partes del mundo de forma simultánea. La radio y televisión
permitieron que eso fuera parcialmente posible, al transmitir a todo el mundo
ondas por el aire que trasladarán sonido e imágenes. La imprenta lo hizo
anteriormente con la literatura. La fotografía trasladó imágenes por todo el
mundo del arte estático.

Con la llegada de los satélites, internet, redes sociales, computadoras de gran
capacidad de procesamiento, la micro y nano electrónica, el arte encuentra un
socio comercial, social y de difusión extremo. Recuerdo cuando hace apenas
30 años, en las ciudades esperaban semanas para poder ver el estreno de la
película de moda en el verano, algo similar resultaba intentar comprar el “Long
Play” o disco de acetato, de algún artista extranjero.

Ciudades de Europa guardan grandes colecciones de arte, pintura y escultura,
guardadas entre cuatro paredes, las fotografías permitían conocer aquellas
obras, pero sin el detalle que permite su apreciación personal. La gente
ahorraba por mucho tiempo para visitar el Museo del Louvre, en París, Francia
o el Museo del Prado, Madrid, España por mencionar dos de ellos, existiendo
muchos otros de gran interés.

Actualmente muchos museos ofrecen por internet, fotografías de gran calidad
de muchas de sus obras, libres de distribución, es decir, brindando la
oportunidad de colgar en la pared de nuestra sala alguna de esas obras a un
costo irrisorio. El arte se consideró por mucho tiempo, algo exclusivo para la
clase pudiente. Hoy, eso no es necesariamente cierto.

Podemos reproducir casi cualquier obra musical con una fidelidad similar a una
sala de concierto o escuchar ese concierto en vivo de forma simultánea en
todas partes del mundo.

¿Cómo es posible esto? La tecnología lo hace posible. La tecnología
democratiza la cultura y el arte. Basta tener una conexión a internet para
disfrutar de paseos virtuales por museos internacionales, ¿Deseas mejorar la
experiencia? Consigue unos lentes de realidad virtual, dirígete directamente a
los pasillos, párate en frente de aquella obra que tanto deseas conocer,
descubrirás cosas muy interesantes en esa experiencia.

Una idea de Morton Heilig, en 1957 dio comienzo a la evolución de la industria
cinematográfica, sin embargo, fue la industria de los videojuegos quién
evolucionó la tecnología de realidad virtual, en 1993 la empresa SEGA
presentó un equipo que no tuvo el éxito esperado, faltaba todavía mucho
camino por avanzar, en la presente década llega muy desarrollado el concepto
y el arte resulta ser uno de los principales ganadores.

La realidad virtual nos permite crear un entorno simulado, muy parecido a la
realidad, sin embargo, la definición traspasa sus propias fronteras, dando la
posibilidad de crear universos alternos o imaginarios en donde podemos estar
inmersos, simulando infinidad de realidades. Estimulando y engañando a
nuestros sentidos, el portal de entrada es muy simple, nuestra computadora y
los lentes de VR (realidad virtual).

Traspasando nuestras fronteras terrestres, el universo se convierte en nuestro
límite físico y la imaginación en el límite conceptual. Las aplicaciones son
diversas, militar, educativa, deportiva, entretenimiento, construcción y un largo
etcétera.

Sin embargo, la gente no esperaba un sorprendente avance tecnológico,
únicamente visto por pocos hasta el pasado año 2022, un recurso utilizado por
la industria cinematográfica desde hace décadas: La inteligencia artificial. Un
concepto acuñado también en los libros y películas infantiles, como el

legendario Pinocho, que sirvió de inspiración para la película icónica del año
2001 titulada A.I. Inteligencia Artificial conmovió a miles de personas con el
niño-robot que buscaba a su mamá. No podemos dejar a un lado la serie de
películas con el personaje Terminator, filmadas por el actor Arnold
Schwarzenegger.

La inteligencia artificial, IA para ser más prácticos, llegó por fin al común de los
mortales, vemos aplicaciones en la web capaces de desarrollar muchos tipos
de textos, para los escépticos, resulta increíble que también pueden desarrollar
arte.

¿Qué es lo que tenemos en la actualidad? Tecnología al alcance de la mayoría
de los seres humanos en el planeta, basta con tener un teléfono celular y
acceso a internet para dialogar con uno de los diversos modelos de IA
existentes.

¿De qué es capaz la IA que tanto está revolucionando la web? Existen modelos
de lenguaje por IA, capaces de tener una comunicación sencilla con los
humanos, no necesitas cursos de capacitación y tampoco una gran
computadora, solo basta preguntar de forma simple y obtienes una respuesta.

Nos acostumbramos ya al uso de dispositivos de escucha inteligente,
empresas como Amazon, Google y Apple, nos ofrecen dispositivos que realizan
tareas simples, investigan y dan respuestas simples a nuestras preguntas o
sirven como secretarias básicas, recordando o agilizando tareas.

Con esta nueva tecnología de IA puedes traducir textos en tu idioma nativo o
en muchos otros más, responderá de igual forma, realiza tareas como
programación básica para la web, se va entrenando conforme el uso que le
das, aprende poco a poco. Desarrolla textos especializados, puede hacer
exámenes técnicos, y surge ya la controversia sobre el desarrollo del arte y los
derechos de autor.

Existe una gran dificultad para determinar quién es el dueño de los derechos de
autor de una obra cuando el creador no es humano, y nos enfrentamos al
dilema ¿Somos engañados cuando nos venden un producto realizado por IA?
¿Lo podemos considerar arte? Si un humano no interviene en su creación,
cualquiera puede ser su dueño y utilizarlo sin infringir ninguna ley que proteja
su derecho de autor.

El desarrollo tecnológico no implica siempre un avance en nuestra humanidad,
en esta ocasión ¿podemos considerar que el factor humano siempre será
importante en la creación del arte? El hombre siempre ha utilizado las
herramientas para producir arte, considerando en todos los casos como la
parte más importante, la intervención del hombre al plasmar en su creación
parte de su alma, su sentir, es la expresión de sus sentidos lo que da ese toque
especial de cada artista, aunque ya empieza a dudarse al ver textos y obras
realizadas con IA que conmueven de forma similar a lo realizado por humanos.

No puedo imaginar qué hubiera hecho Miguel Ángel o Da Vinci sin aquellos
instrumentos y muchos grandes artistas, en diversas áreas del arte. El músico
requiere de un instrumento, el escritor de lápiz y papel, el pintor de sus pinceles
y lienzos, el escultor no lo sería nunca sin un cincel y martillo, por mencionar
solo algunas de las bellas artes.

Regresamos a la definición básica del arte, donde empieza todo. Algunos
puristas no cambiarían ni una coma, y dejarían fuera del contexto a toda
creación sin intervención humana. En pleno siglo XXI, los futuristas, podrían
hacer ya una ligera modificación: Es una actividad que expresa ideas,
emociones y genera una visión del mundo sin importar si existe la intervención
humana.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *