Llegando al futuro

En la actualidad, estamos viviendo dos cambios radicales, uno causado por un virus, que genera un gran caos en la salud del mundo y otro diferente por la implementación de nueva tecnología, el primero genera una incertidumbre, crea una psicosis y terror a la muerte, nos hace cuestionarnos, ¿qué pasará el día de mañana?, nos aísla de nosotros mismos, de nuestro seres queridos y nuestras actividades cotidianas, escuela, trabajo, familia, amigos, pareja, muchas preguntas están en el aire y aun no obtenemos respuesta sobre muchas de ellas.

El segundo, la tecnología, que hace su reaparición y logra un reposicionamiento triunfal, cuál superhéroe de novela, llega sin capa y sin traje vistoso, pero se fortalece con un arsenal de trucos y de forma efectiva, logra convertir nuestro aislamiento en casa en pequeñas islas interconectadas entre sí, trayendo a nuestras vidas tranquilidad e impaciencia al mismo tiempo.

La tecnología ha logrado mantenernos a una prudente distancia de todo lo que por lo pronto, debemos por necesidad, mantenernos alejados físicamente,¿cómo es esto posible?.

Pues parece caricatura de Hanna-Barbera de la época de los 70 ś donde las videoconferencias, la atención médica virtual, el trabajo en casa, las compras y las clases en línea, eran toda una fantasía y producto de la ficción de los autores y se veía tan solo en las caricaturas.

Sin embargo, hoy se han hecho realidad, y un proceso que debería esperar posiblemente otros 5 años más, se aceleró de forma exponencial debido a esta situación de salud que vivimos en todo el mundo, estamos muy cercanos a cualquier persona en nuestro planeta, tanto como un smartphone nos lo permita, podemos reunirnos con un sinfín de gente sin importar el lugar donde cada una esté, cuidando cada quién de su salud, ahora gozamos de un sin fin de experiencias virtuales, desde las más simples como saludarnos y ver que estamos bien, hasta las más complejas que abarcan la sexualidad o la religión.

Estábamos acostumbrados a escucharnos, las conversaciones telefónicas ya eran, desde, hace mucho tiempo, algo cotidiano en la vida de nosotros los mexicanos, así como de mucha gente en otros países.

La comunicación para ser efectiva involucra tres elementos de gran importancia, tu expresión corporal que representa alrededor del 55% de efectividad, la inflexión de tu voz, el tono y la forma en que hablas, representa el 38% dejando tan solo un 7% a las palabras.

Durante un tiempo y aún el día de hoy la forma más utilizada para comunicarnos es mendiante mensajes de texto, si consideramos que algunas aplicaciones como facebook o whatsapp, por citar tal vez las dos más populares, nos permiten comunicarnos de forma masiva, podriamos creer que eso es algo bueno, pero todo tiene un costo, un precio y este es, que sacrificamos emotividad.

De forma similar a como la música cambia cuando es escuchada de un instrumento en vivo o de un reproductor de acetatos, tocadiscos para los nacidos antes del CD, comparándolo con la música reproducida de forma electrónica, gana calidad pero pierde sentimiento, una onda de música en su versión senoidal siempre será más grata escucharla en su forma original y no en una onda cuadrada como se realiza en un reproductor digital.

Cambiamos esa sensibilidad en la comunicación al abreviar de tal forma, que las palabras se transforman y los mensajes se ven reducidos a pocas palabras, y si a eso le agregamos los gráficos, stickers, emoticons, y demás similares, entonces se genera un entorno muy incierto en donde cada quien interpreta de la manera que lo desea el mensaje recibido, leer un mensaje deteriora mucho la comunicación.

La aceleración de la entrada del video de forma masiva a los hogares, nos regresa la posibilidad de vernos a los ojos, podemos observar y escuchar nuestros gestos y la inflexión de nuestras palabras, porque incluso hasta los signos de expresión, como admiración, exclamación, pregunta, etc., se han perdido en los textos tan comunes hoy en día.

Es importante reconocer que el video está haciendo más humana la comunicación electrónica entre nosotros, le agrega sensibilidad, permite interactuar no solo de forma individual, también entre grupos; ¡celebro eso!, somos una sociedad que empezó a crecer cuando integró comunidades que compartían en grupo sus deberes, aficiones, entretenimiento, religión, etc.

Nuestra especie, el homo sapiens, descubrió un gran aliado en la tecnología.

Regresará pronto el momento de poder abrazarnos y sentir el calor de nuestros seres queridos, mientras tanto, las grandes empresas tecnológicas diseñan sus mejores y más novedosos sistemas de comunicación, que hacen la vida y el trabajo más llevadero, nos comunican, acercan a las personas y corazones, e impiden que la gente pierda la razón al tener que vivir obligadas en un confinamiento a la soledad, turnan la experiencia en algo más satisfactorio.

¿Que otra sorpresa nos tiene deparado el presente?, el futuro ya nos alcanzó, y puedo aseverar que será para bien mientras conservemos esa óptica de las cosas, solo así no dejaremos de ser humanos, y seguiremos disfrutando de la convivencia con nuestros semejantes.

La imaginación suele quedarse corta cuando se hace presente la realidad, ya sea en literatura, como sucedió con Julio Verne, en sus clásicas obras de ciencia ficción, de las cuales destacan: De la Tierra a la Luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), el hombre, en efecto, ya llegó a la luna e inventó el submarino, o en caricaturas como “los supersónicos”, cuya historia se desarrolla en el año 2062, y los inventos que ahí se describen son en este momento parte de nuestra realidad, hemos llegado al futuro, faltan muchos inventos por conocer, pero ya dejaron de ser ficción muchos de aquellos artefactos y actividades futuristas.

¿Será premonitorio nombrar a Isaac Asimov?, escritor Ruso, quien en su serie de libros la saga de “la fundación”, o en el libro que se hizo popular hace algunos años en su versión cinematográfica “Yo robot”, nos muestra lo que podría ser una sabia lección: no cedas parte de tu humanidad a las máquinas.

El camino sigue construyéndose y cada paso que da la ciencia sigue sorprendiendonos, lo más importante es no dejar en el olvido lo fundamental, ni considerarlo como algo obvio.

El trabajo, el estudio, capacitación y muchas otras actividades no volverán a ser lo de antes, la tecnología mejoró ya muchos de nuestros procesos cotidianos, podemos tener más actividades en un día al eliminar muchos tiempos muertos que antes erán inidspensables, principalmente en el transporte.

Otro efecto positivo es que la humanidad ha dejado de contaminar, muchas ciudades tienen una mejor calidad en el aire y el agua, tienen menos desechos humanos y se escucha menos ruido, la flora y fauna del planeta lo agradecen.

Estamos una vez más aprendiendo a valorar esa parte humana en nuestras relaciones y acciones, funciones tan simples y mecánicas de nuestro cuerpo como respirar, expresiones de cariño, un beso o abrazo han tomado un mejor significado.

Las máquinas y la tecnología están para servirnos y no para sustituirnos, mientras no se pierda ese enfoque en el desarrollo, seguiremos en el buen camino, creando y maravillandonos de todo lo que el cerebro humano puede idear.

Fin.